lunes, agosto 23, 2004

help!

Esto de los blogs no está tan sencillo como yo esperaba. Si se trata de publicar textos pues no hay mas que hacer click y listo pero me refiero a los templates. La neta tengo muchas ideas y quiero hacer muchas cosas pero....... no sé como!
Es tan desesperante no saber de programación; toda la pinche semana pasada estuve dizque investigando cosas como, por ejemplo, los códigos de los colores en html y ya di con ellos, pero hay otras cosas como qué tal si quiero poner una imagen en el header? ¿Cómo hago eso? hasta ahorita no he encontrado nada en la ayuda del sitio; según yo no se pueden subir imagenes, nomás postearlas, así que me dí a la tarea de buscar una página que sirviera de hosting y dí con una, abrí una cuenta y subí una foto y sí, efectivamente, ahí está, ahora si tan solo supiera cuál es la dirección para jalarla desde ahí sería perfecto pero hasta ahorita nada.
También quisiera distribuir mejor el espacio pero nomás no doy una, y me siento frustrado.
Estoy convencido que se puede ser autodidacta pero creo que estoy resultando ser un pésimo profesor y no me entiendo ni madres.

Hoy si que está raro el día, ¿Será que ya terminé mi tratamiento de Prozac? Digamos que I've got that Milton Pacheco kinda' feeling... es más, voy a poner esa rolita de P. Mosh para ponernos muy ad hoc y con ese nubarrón que parece panza de burro las cosas van tomando sentido poco a poco.

Una noticia importante es que definitivamente no voy a ir a ver a The Cure, tantos años esperando para que ahora resulte que a todo mundo le gusta nomás porque se acuerdan de las fiestas quinceañeras cantando a todo pulmón Boys don't cry, no mamen! jeje, envidia de la buena.

La otra vez estaba discutiendo con una amiga sobre The Cure, específicamente sobre Robert Smith: creo, a riesgo de recibir unos buenos putazos, que nuestro tito smith es el equivalente inglés de un Saúl Hernández. Sí ya sé, lo único que tienen en común es el peinado de Saúl en el video de Viento copiado a Robert Smith (algunos dicen que copiado a Gustavo Cerati) pero la analogía es válida y ahora explico por qué. Ambos fueron unos íconos de la música en sus respectivas épocas, ambos son líderes indiscutibles de sus respectivas bandas y éstas no existen sin ellos, ambos supieron abrirse camino desde el underground al mainstream, ambos encontraron una fórmula que los hizo distinguirse de los demás y ambos son actualmente aburridos. The Cure tiene 14 discos, desde el Three Imaginary Boys en 1979 hasta el The Cure en 2004, pero no todo ha sido miel sobre hojuelas, su sonido post-punk fué evolucionando hasta llegar al cursilón new wave, pero esa evolución se vió truncada después de Disintegration. Si revisamos cada disco entre 1979 y 1989, año de Disintegration, podemos contar 10 álbumes. Esto se dice fácil pero estamos hablando de un disco por año en promedio durante 10 años y todos, absolutamente todos, los considero excelentes y se suponía que con Disintegration cerraban un ciclo, que era el último y hubiera sido el epílogo perfecto, pero Robert Smith no se podía quedar así.
Después de eso vinieron otros discos, algunos realmente patéticos y lamentables, una que otra rolita rescatable pero hasta ahí.
Con Caifanes pasó algo parecido, 4 discos muy buenos (tengo que ser sincero), 4 discos diferentes que rompieron con lo que hasta la fecha habíamos escuchado por acá, fue una buena época la neta, eramos inocentones y nos gustaba todo lo que no sonara a Siempre lo Mismo. ¿Y qué pasó después? Lo que todo mundo ya sabe, se pelearon y se cagaron la madre mutuamente, Saúl decidió que ya no era Caifán y se convirtió en Jaguar, patético también.

¿Por qué pasa esto? Yo creo que una vez que están arriba pierden el piso, imaginemos amigo lector, que de la noche a la mañana tenemos una horda de fans que estarían dispuestos a morir por nosotros si fuese necesario, ¿Cómo lo tomaríamos? ¿Qué pasaría si de repente queremos hacer algo diferente y los fans lo rechazan? ¿Qué pasaría si nos damos cuenta de que nos están exigiendo el sonido que nos hizo famosos? ¿Tomaríamos el atajo? Posiblemente sí. Y esto no es una excusa, al contrario, es el principio del fin, es la ceguera completa.
¿Cómo es posible que en más de 20 años los señores no cambien nada, ni siquiera la forma de vestirse o de peinarse, mucho menos la música? ¿No es esto lo mismo que le reclamamos a Alex Lora? ¿No es esto por lo que me duele la panza cuando escucho la de las piedras rodantes?

Yo creo, la neta, que ni siquiera se dan cuenta de todo esto. Que Robert Smith y Saúl Hernández están tan ciegos por los fans que parecen más seguidores religiosos de La Luz del Mundo que melomános, porque el que sus fans den por sentado que cualquier cosa que compongan, hagan o digan es ley es lo peor que les pudo haber pasado. Porque todos necesitamos crítica y retroalimentación, porque todos necesitamos un madrazo de realidad de vez en cuando que nos haga poner los pies en la tierra, y porque todo evoluciona o muere, no hay más.

Ahora The Cure viene con la cola entre las patas para tratar de salir del entumecimiento musical del que fue víctima, y no lo hace tan mal. El último álbum, de nombre homónimo, no es malo, en realidad no es nada malo. Robert Smith sabe que éste es su tiempo de volver, que The Cure vuelve a ser cool después de que los 90's lo ningunearon, ahora los 80's vuelven poco a poco a la memoria nostálgica de la generación X, treintañeros en su mayoría, y este es el momento, aunque en realidad nunca hayan dejado de estar presentes, esto se siente como el regreso.

Pero, ¿Realmente se puede decir que este disco resarce el daño hecho? Lo dudo. Los buenos tiempos quedaron atrás, ya no veremos una nueva rola que nos haga vibrar más que las legendarias, si acaso alguna que nos las recuerde, pero hasta ahí.

Ahora bien, ¿Cómo decirle algo a Robert Smith? ¿Cómo reclamarle que su sonido no haya cambiado si ese sonido es el mismo por el que nos hicimos adictos a The Cure? Eso es lo complicado. Mientras tanto lo mejor es escuchar el nuevo disco y disfrutarlo.

Me despido, no sin antes prometer que antes de morirme tengo que ir a un concierto de ellos.